jueves, 21 de octubre de 2010

CONFESION AL VACIO

Anoche la luz de la luna reflejada en tus ojos, durmieron al sueño y despertaron al desvelo.
Por desespero perdí mi vuelo
y con ello, la oportunidad del careo.
De estar frente a frente, a la luna, a ti.
Como buen aventurero tomé el primer vuelo,
en busca de un toque de cielo y hoy me encuentro en el suelo…
Y es que tú no sabes…
Pero no solo me enseñaste que no es necesario despegar
de la tierra al cielo para sentirse flotar…
Me enseñaste a que antes de jalar el gatillo,
Hay que observar, equilibrarse y no temblar…
Poner el casquillo donde va, sin hablar.
Astronauta Tirador…
Me enseñaste que sentirse feliz, no es lucirse en autos de modelo reciente,
Sino sentirse plena a bordo de un “bocho”.
Me enseñaste a secuestrar sin antes planear,
A tocar al aguamala, sin que pueda quemar…
a mirarte en un gansito y enseñarte a recordar…
Pero no me enseñaste a olvidar, ni ha mentir, ni ha guardar
Y ahora estoy aquí, confesando al vacío…
Un té de manzanilla con anís, un marlboro a medio encender y mi Dios,
Son testigos de como mi mano dirige a la pluma y ansía terminarse la tinta…
Con ganas de volver atrás.
Perdí aquel viaje a la luna “solo tú y yo”,
pero no pierdo la esperanza de un día
Encontrarte en la gran terminal de la vida
Y decirte al oído y con el reflejo de la luna en tu mirada,
Que nunca habrá otro astronauta tirador y que cuando quieras,
Nos vemos por ahí para hacerte entrega de aquel nuestro rifle
y de una vez, mi corazón…

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